CONSTELACIÓN

Constelación


A lo largo de la elaboración del segundo reto he ido concretando los aspectos que definirán la obra. He partido de algo estrictamente académico hacia una propuesta más artística, atravesando una escala de grises.

En el apartado del “archivo”, el eje central es la exploración del arte como herramienta terapéutica. Lo he estructurado en tres bloques principales: referentes artísticos, referentes de pensamiento y referencias conceptuales, todos orientados a enriquecer un proyecto creativo que entrelaza arte, identidad y salud mental.

En el primer bloque, los referentes artísticos seleccionados representan influencias tanto estéticas como conceptuales. Francisco Goya, con sus Pinturas Negras, muestra una visión sombría del mundo interior del artista; mientras que Pablo Picasso, en su Época Azul, transmite dolor y pérdida a través de tonos fríos. Louise Bourgeois introduce la idea del refugio emocional en obras como Guarida articulada, y Lygia Clark propone una experiencia sensorial y terapéutica a través del arte. También incluyo a Carolee Schneemann, que emplea el cuerpo como vehículo expresivo en performances feministas; Krzysztof Wodiczko, quien utiliza el espacio público para abordar el trauma social; Sophie Calle, que explora la intimidad y la percepción sensorial; y Francesca Woodman, cuya fotografía simboliza la identidad y el cuerpo desde un enfoque introspectivo.

En el segundo bloque se presentan los referentes de pensamiento, fundamentales para enmarcar teóricamente el proyecto. El psicoanálisis de Freud, el enfoque simbólico de Lacan y la visión crítica de Foucault sobre la institucionalización de la locura ofrecen una base profunda para repensar la salud mental desde otras perspectivas. Hans Prinzhorn estudia el arte de los enfermos mentales desde la psiquiatría, mientras que Jean Dubuffet valora las expresiones artísticas marginales bajo el concepto de Art Brut. Finalmente, Julia Kristeva introduce la noción del arte como medio de sublimación del sufrimiento, especialmente desde la experiencia femenina.

El tercer bloque se compone de referencias conceptuales clave para el desarrollo del proyecto. La antipsiquiatría cuestiona los tratamientos coercitivos tradicionales y propone métodos más humanitarios. El concepto de identidad se presenta como un hilo conductor del proyecto, entendido como algo mutable, fluido y en constante construcción. La mereología, rama filosófica que estudia las relaciones entre partes y el todo, aporta una mirada estructural. También se incluye el principio de Non Restrain, que propone la abolición de las restricciones físicas en psiquiatría, y la patafísica, como una forma de explorar lo excepcional. Finalmente, destaco la salud mental como ese equilibrio emocional, psicológico y social esencial a lo largo de toda la vida.

El archivo constituye un mapa conceptual y referencial que fundamenta el proyecto artístico, el cual no solo busca expresarse, sino también entender, sanar y resignificar desde el arte.

En el contexto de “relaciones”, se evidencia cómo los pilares en los que se erige mi semilla se entrelazan, compartiendo aspectos que moldean la idea general. Con la imagen de “la cabeza trifásica” se enumeran gráficamente cada uno de los referentes. En cambio, el diagrama de Venn muestra la intersección de los referentes conceptuales, de pensamiento y artísticos, convergiendo todos en el arte como terapia, que es la semilla del proyecto.

El arte y el concepto generan la semiótica del proyecto: los signos que utilizo para tender un puente entre lo racional y lo emocional. El cruce entre lo artístico y los referentes de pensamiento produce el significante: el valor visual que le doy a la obra para activar respuestas emocionales inmediatas. Por su parte, el pensamiento y el concepto construyen la estructura discursiva: lo que dota de sentido al proyecto desde un lenguaje no literal, apelando al reconocimiento y la resignificación de los símbolos personales.

De todo ello, surgen una serie de contextos implicados:

  • Psicológico/proyectivo: permite explorar el inconsciente utilizando el arte como lenguaje.
  • Cultural: no solo ligado a arquetipos universales, sino también a los propios.
  • Biográfico: desde una perspectiva subjetiva, vinculada a mis vivencias.

Lo que pretendo es externalizar emociones profundas, dando una interpretación personal a los conflictos internos, para así transformar el sufrimiento en formas con sentido y belleza.

Toda esta reflexión me ha llevado a identificar dos tipos de constelaciones: una más explícita y otra más tácita o estética. En la primera he podido concretar cada elemento. Hablo de la deconstrucción de la realidad, donde están presentes el realismo y la simbología; de la fenomenología como forma de percibir el mundo, en la que destaco:

  • La escenificación, que representa nuestro lugar en el mundo.
  • El esteticismo, como la belleza subjetiva que otorgamos a los elementos conforman la existencia.
  • La pulsión, entendida como el motor de nuestras acciones en el entorno.

Por otro lado, abordo la latencia como ese sentimiento reprimido del que emergen:

  • La “proyección del yo”, ligada a cómo nos perciben los demás y cómo nos situamos dentro de un grupo. Esta proyección puede ser fiel a nosotros mismos o no.
  • El “inconsciente dominante”, que retoma la teoría freudiana del descentramiento de la identidad y el poder de lo inconsciente sobre el comportamiento.
    • Y dentro de este inconsciente, el “arte como semiótica de la emoción”, ya que existe algo inexplicable que empuja al artista a expresarse. Por ello lo vinculo con la pulsión fenomenológica: el arte no está separado de la vida, forma parte de ella.
Constelación explícita

Finalmente, en la constelación tácita, reúno todo lo anterior de forma más visceral. El arte como terapia es algo de piel, emocional. Por eso me pinto el pecho. El uso del blanco y negro con alto contraste responde a cómo siento, sin matices.

Podemos ver reflejado la “pulsión”, “la semiótica del arte”, los símbolos, mi realidad, cómo veo el mundo y qué lugar ocupo; además, proyecto algo de mí, dominado por mi inconsciente, por lo que recibáis del yo ya no está en mi mano. Al fin y al cabo, cuando algo me emociona, siempre lo hace con intensidad, de ahí la performance.

El vídeo está revertido porque las emociones son cíclicas, un eterno retorno, como diría Nietzsche. De lo turbio puede surgir algo nítido; de las cicatrices, algo bello.

  Constelación tácita

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