Algo sobre mi

Pública

 

Mi nombre es Nuria y soy de una ciudad costera cerca de Barcelona. De ahí lo de Salitre, esa sustancia que se adhiere a todo aquello que está cerca del mar.  Además se usa para elaborar fertilizantes o pólvora. Para crear, para destruir. Todos somos poliédricos o ambivalentes.

Desde pequeña me ha perdido dibujar y todo lo relacionado con el arte. Antes de saber leer, cogía los libros de Historia del arte de mi padre porque me fascinaban los colores, las formas y qué significaba cada obra. En mi cabeza me imaginaba qué pretendía representar. A medida que fui creciendo y ya podía abordar la lectura, comprobaba si todo aquello que imaginé era así y conseguía aprender, al menos alguna pincelada, sobre artistas y su proceso creativo.

Con unos 8 años empecé a dibujar en un taller dónde reinaba la libertad, asistía gente de todas las edades y estábamos todos mezclados en una salita: unos pintaban, otros dibujaban, el de 10 años compartía mesa con el de 70… en fin, al libre albedrío.  Estuve varios años y al tener tantas inquietudes pude probar eso de el dibujo con carboncillos, cretas, la tinta china, jugar con la legía, acuarela, óleo… puede hacer alguna escultura en papel maché y alguna plancha para grabados. ¡Cómo lo disfruté!

Después la vida te lleva a otras cosas aunque tus pies quieran otra. Me licencié en derecho hace 14 años y siempre he guardado esa semilla. La de la creatividad. Creo que es el momento adecuado para sembrarla ahora que todo está asentado y tengo claro dónde quiero estar. Echarle Salitre y poner todo de mi parte para que crezca sana y fuerte. Así le daré la razón a aquella chica adolescente que dudaba si estudiar arte: «no te equivocabas, esto es lo que te hace feliz».

Así que…  ¡aquí empieza todo!